La técnica, que publica la revista "Nature", aprovecha la fase de reconsolidación de la memoria, cuando el recuerdo concreto –en este caso, el miedo– sale del archivo y se hace muy vulnerable. En ese momento, los investigadores lo sustituyen por un recuerdo tranquilizador. Los artífices de esta terapia, Elizabeth Phelps y Joseph LeDoux, afirman que el efecto dura al menos un año y que no altera las memorias que no han sido reactivadas durante el experimento.
Los experimentos con animales han mostrado que los recuerdos se hacen más vulnerables al reactivarse, durante unas seis horas. En ratas, las memorias han podido borrarse durante con moléculas como la ZIP, un inhibidor de una proteína cerebral.
"Este trabajo, inspirado en la ciencia básica con roedores, promete una aplicación como terapia contra la ansiedad y el estrés postraumático", afirma el director del Instituto Nacional de Salud Mental, uno de los Institutos Nacionales de la Salud de EE UU, que ha financiado el estudio.
Phelps y sus colegas empezaron condicionando a sus voluntarios a sentir miedo al ver un cuadrado de cierto color, aplicando un "calambrazo moderado" en la muñeca. En días posteriores, los sujetos mostraron síntomas de miedo como aceleración del pulso y sudor ante determinado color. Cuando los pacientes están viendo los cuadros de colores, el recuerdo del miedo se reactiva.
En este momento, son sometidos al "entrenamiento de extinción", es decir, se les muestra repetidamente el cuadrado de color que les da miedo, pero sin la descarga y la memoria del miedo se borra, según explican los investigadores..
Los experimentos con animales han mostrado que los recuerdos se hacen más vulnerables al reactivarse, durante unas seis horas. En ratas, las memorias han podido borrarse durante con moléculas como la ZIP, un inhibidor de una proteína cerebral.
"Este trabajo, inspirado en la ciencia básica con roedores, promete una aplicación como terapia contra la ansiedad y el estrés postraumático", afirma el director del Instituto Nacional de Salud Mental, uno de los Institutos Nacionales de la Salud de EE UU, que ha financiado el estudio.
Phelps y sus colegas empezaron condicionando a sus voluntarios a sentir miedo al ver un cuadrado de cierto color, aplicando un "calambrazo moderado" en la muñeca. En días posteriores, los sujetos mostraron síntomas de miedo como aceleración del pulso y sudor ante determinado color. Cuando los pacientes están viendo los cuadros de colores, el recuerdo del miedo se reactiva.
En este momento, son sometidos al "entrenamiento de extinción", es decir, se les muestra repetidamente el cuadrado de color que les da miedo, pero sin la descarga y la memoria del miedo se borra, según explican los investigadores..
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